domingo, 26 de junio de 2011

"Yo lo hubiese hecho mejor"












por Simon & Garfunkel



¡Saludos, amigos míos!. Ustedes están interesados en lo desconocido. Lo misterioso. Lo inexplicable. Por eso están aquí. Y ahora por primera vez les vamos a contar la historia completa de lo que pasó. Les damos toda la evidencia basada solamente en los testimonios secretos de las almas miserables que sobrevivieron a esta terrible experiencia. Los incidentes... Las caras... ¡Amigos míos no podemos mantener más el secreto! Nos referimos a una gran figura, una persona emblemática del séptimo arte: Gonzalo Florentino Hüsberg.


Este tipo no es Gonzalo Florentino Hüsberg.


Su obra no ha sido muy difundida, quizás porque no ha sido filmada todavía. Aun así es brillante por donde se la mire. Presentamos a continuación distintas versiones de filmes rodados de manera incompetetente por simples mortales y seleccionados por el ojo de Hüsberg y transformado por él en piezas de museo.


Stanley Kubrick preguntándose qué hubiese hecho Hüsberg




2001. Odisea del Espacio. Versión original de Stanley Kubrick. Hüsberg elimina la escena del Origen del Hombre y añade al filme el monólogo final de Aguirre, La Ira de Dios recitado por el Niño de las Estrellas, reemplaza a Hal 9000 por un Sigmund Freud espacial (interpretado por Ian McKellen) que habla del inconsciente y las propiedades del Citric de pomelo. La clásica banda de sonido ya no está, en su lugar oímos algunos temas de Ravi Shankar y los Plateros.
Una obra maestra indiscutible.


El Bueno, el Malo y el Feo. Versión original de Sergio Leone. Aquí Hüsberg nos da su particular visión del spaguetti western, o al menos cómo tendría que haber sido. El Hombre sin Nombre está a cargo de un risueño George Clooney en lugar del parco Clint Eastwood. La partitura de Ennio Morricone es ejecutada por el Kronos Quartet. En lugar de los molestos silencios hay diálogos sobre la reproducción de las células y la polinización, el duelo final no se desarrolla en cementerio sino en una sala de partos.
Una joya audiovisual.

Aguirre, La Ira de Dios. Versión original de Werner Herzog. Los arreglos de Hüsberg en esta cinta se limitan a añadir la banda sonora de Sleepy Hollow y a quitar digitalmente a todos los actores, salvo al que hace de Perucho.
Me reí, lloré.


Vincent. Versión original de Tim Burton. El mayor filme de Gonzalo Florentino Hüsberh de todos los tiempos. Convierte a este humilde cortometraje en un largo de dos horas y media. Los gráficos CGI toman el lugar del rústico stop-motion. Se suma la escena del Origen del Hombre de 2001. Desaparece la nasal voz de Vincent Price y toma el micrófono el melifluo Morgan Freeman.
Hablada en francés, alemán, quechua y rumano.
Esencial para su videoteca.

Matrix. Versión original de los hermanos Wachowsky. Cinema Paradiso. Versión original de Giussepe Tornatore. Hüsberg admira estas películas tal como están y por única vez piensa que él no las hubiese hecho mejor, es por eso que las une en un programa doble. Soberbio.


Psicosis. Versión original de Alfred Hitchcock. Un Hüsberg cada vez más audaz colorea el filme. La espeluznante escena de la mosca es reemplazada por una magnífica conferencia que dio Stephen Hawking en los Jardines de Kensington, los estridentes violines de Bernard Herrmann ya no forman parte del asesinato en la ducha (en su lugar aparece Bernard en el margen inferior derecho aullando su partitura). Norman Bates no sólo cree que es su madre; también cree que es su tío, una prima lejana rubia, Hal 9000, el Hombre sin Nombre, Sigmund Freud, Aguirre y Vincent.
Gonzalo Florentino Hüsberg nos regala la película más escalofriante desde Reto al Destino.



El Vaso Ruso #2, Diciembre de 2006

miércoles, 8 de junio de 2011

Oh, cómo sufro por el arte


Black Swan (2010) Estados Unidos. Dirigida por Darren Aronofsky







Esta película se parece a aquél licuado que se preparaba Schwarzenegger en el comienzo de El Fin de los Días: le ponía huevo, salsa, una banana y restos de comida de la semana anterior. Así de repugnante es esta mezcla del culpable de Requiem for a Dream. Marcovsky agarra un puñado de Carrie, 100 gramos de La Mosca, medio litro de La Profesora de Piano, dos cucharaditas de William Wilson y añade El Extraño Caso del Doctor Jekyll y Mister Hyde a gusto. Si Piero Manzoni hizo de su propia mierda una obra de arte, ¿Por qué Benkovsky no iba a poder hacerlo si también es un artista?







Natalie Portman circa 1993. Cuando me caía bien.







El Cisne Negro es una estafa de proporciones épicas. A saber, la madre-mala-loca-sobreprotectora-no-se-atrevan-a-tocar-a-mi-nena es un pan de dios si la ponemos al lado de las madres piradas de algunas películas mencionadas arriba. La vuelta de tuerca: ¡Nina y Lily son en realidad la misma persona! ¡Oh, pero qué revelación! ¡Lo sospeché ni bien comenzó la película pero no pensé que iban a ser tan imbéciles como para revelar semejante artilugio tan rápido! La escena lésbica super hot: ¡Con la Portman vestida de la cintura para arriba! Además las dos minas son la misma persona, o sea que solamente se está masturbando. ¿Era necesario drogarse para eso Nina? Y el siempre desagradable Vincent Cassel no está más desagradable que de costumbre.

Al final la protagonista da la vida por el ballet. Cuánta entrega. Pero Dailankifki se olvida que esa muerte tiene que importar. No basta con darle gas a la música clásica, papá. Nina despierta tanta empatía como el hombre de Michelin. Perdón. Mal ejemplo. La muerte del hombre de Michelin hubiese sido un poco triste.

Y pensar que Abramovsky me había conmovido con El Luchador.

Seguro que a ésa la dirigió otro.



Sangre derramada: Poquita, pero en casi todas las escenas.

Metáforas pelotudas: 147.

Viejos verdes tocándose en el subte: uno.

Actriz que hace rato que no hace una película decente y que acá no pincha ni corta: Winona Ryder.

Dinero malgastado en efectos especiales: lo suficiente como para hacer tres películas con Darín.