sábado, 19 de noviembre de 2011

Así termina este blog

"Así se acaba el mundo. No con un estallido, sino con un sollozo"

José Hernández



querida mar go:
que haces gringa, como estas. espero que esta carta te encuentre rosagante, tersa, tonificada y losana. hace poco te vi en un aviso de cigarrillos mentolados y mi corason dio un vuelco de la alegria. cada ves que me topo con una melena rubia, una tarta de zapallo o una turbina hidraulica me acuerdo de vos.

yo no estoy en mi mejor momento, vos sabes, la vida en la carsel no es como la pinta elvis presley. mucho trabajo, mucha ginnasia y demasiado tiempo para carburar. como distracsion suelo esculpir piesas de ajedres -mis compañeros dicen que el caballo me sale como un bul terrier- tambien leo filosofia e historia, muchas veces te conte que en las pausas de los entrenamientos kant, nietzche y herodoto me arrullaban el alma y ahora tengo todo el tiempo del mundo para lerlos. pero se hace duro, mar, mas de una ves desperte a mi compañero de celda con mis moqueos. cuando me preguntaba que me pasaba yo siempre argüia alergia a los acaros de las sabanas.

sin embargo hay una esperansa, minuscula pero precente. vos te acordas, mar go querida, de ese pelado paresido a gene hackman que olmedo nos presento en mau mau, seguro que si. bueno, con el pelado nos intercambiamos misivas todo el tiempo y parese que me va a ayudar a salir de esta mugrosa prision. y no lo hace de bueno, a cambio yo lo tengo que acompañar a una expedision al artico, mas precisamente a "la fortalesa de la soledad".


antes de partir, si es que lo hago, tengo que resolver un problemita, y aqui comiensa, mar go querida, el verdadero motivo de esta epistola. te acordas cuando me quede unas semanas en nueva york despues de esa pelea en el madison escuer garden, te acordas de ese tipo que te acosaba en el estudio 54, del que no sabias como desaserte, y que yo te dije "no te hagas drama" y lo agarre a la vuelta del boliche. en el hospital tuvieron que atarle las quijadas con alambre. vos me abrasaste y me dijiste que harias lo que fuera por mi y yo te dije: "algun dia, un dia que tal ves nunca llegue, te llamare para pedirte un pequeño servisio". pero mira lo que son las cosas, ese dia llego. hace unos años estaba en una fiesta glamorosa, de esas a las que no me van a invitar mas, estaban desde tony bennett hasta sonia braga. lujo, derroche y exeso. yo, para no ser menos, remate la casa de mi vieja y me compre un esmoquin pipi cucu que todos me elogiaron. el sueño del pibe. todo muy lindo, hasta que alguien me vuelca sin querer media copa de champan en una de las solapas. ese alguien era ursula andress, lo que se dice un camion. la mina, mitad por culpa y mitad por borracha, me arrastro al tuale de hombres para limpiarme el traje con agua. y ya sabemos como terminan esas situasiones. hace poco la chica bond mas famosa cayo al pabellon con un pendejito, diciendo que era mio y que ella no podia haserse cargo de un crio de una raza inferior a la della, asi que me lo tuve que quedar. podes creer vos, por una solapa. el pibe se adapto bien a la vida de reo, pero viste como es uno, como padre no es la clase de vida que quiero para el. a esta altura supongo que ya estaras entendiendo la indirecta. ojo, yo no te estoy pidiendo que dejes todo, te vengas a la argentina y seas como una madre para el, yo te estoy pidiendo que dejes todo, te vengas a la argentina y seas, al menos, como una tia para el.


respondeme a la brebedad.



carlos monzon

19 de noviembre de 1991




martes, 8 de noviembre de 2011

Eso que tú sangras



U Berniego (1975) Hungría/Reino Unido. Dirigida por Jan Lomnicki

Odio los musicales. Los aborrezco. Cuando se interrumpe la historia central de alguna película para que alguien cante o zapatee arriba de una mesa se me produce una embolia que sólo puedo remediar con la visión inmediata de la primer Rambo. Contra todo pronóstico, Lomnicki no sólo logra que alguien como yo disfrute de un musical, también integra las canciones (que rozan, cada una a su manera, con la perfección) de modo tal que sería inconcebible que este filme sea contado sin números musicales.


U Berniego es la ciudad donde vive Halinka, una hemofílica decinueveañera que sueña con grabar una ópera rock de su autoría en la que narra la historia de su vida, rica en violencia doméstica, bullying, drogas duras, bolsas de agua caliente y el sentimiento de no future tan característico de los discos conceptuales del rock húngaro de los setenta. El presidente del más importante sello discográfico de Europa del Este está dispuesto a llevar a cabo el proyecto con la condición de que Inka -como le gusta llamarla- sea inseminada artificialmente por su hermano. El crecimiento del vientre de Halinka y la grabación del disco se muestran en un apropiado y didáctico montaje paralelo. Todo parece marchar viento en popa hasta que un primitivo escáner revela que lo que la joven está por dar a luz no será una persona, sino una esfera metálica que tendrá un papel crucial en el desenlace ecológico/místico de esta cinta.




En 1979 Electric Light Orchestra realizó un cover del tema principal de U Berniego "Varicocele in Children". Retitulado "Don't Bring Me Down", alcanzó los primeros puestos de los principales charts mundiales y se transformó en el Himno Oficial de San Marino en 1983.

La historia detrás de cámaras no es menos interesante. Cuatro mujeres interpretaron a la joven rockera progresiva: Zofia Czerwinska sólo aparece como doble de espalda y aportó su delicada voz, Marzena Trybala personificaba a Halinka sólo los días de semana, Irena Byrska los sábados , domingos y feriados y Trini Alvarado fue la única que podía agarrar un alfiler con sus párpados en la inmortal escena de la audición de músicos.


Deudora de obras sin importancia y piedra basal de filmes de fama inmerecida, U Berniego es un must para los cinéfilos y los recolectores de basura.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Fortunato De la Abadía de Carfax, una leyenda de tránsito lento













por Ricardo Bauleo


Hoy se cumplen 117 años del nacimiento de Fortunato De la Abadía de Carfax, y aunque la cifra no sea muy redonda es una excusa más que válida para recordarlo. Las pocas personas vivas que lo conocieron se negaron a dar su testimonio, afirmando que pasaron casi toda su vida tratando de olvidar los momentos vividos con Fortunato y quizás también que haya existido. Por suerte, en la Biblioteca Popular Ringo Bonavena pude sustraer un oscuro volumen que descansaba entre el Necronomicón y un compilado de la revista Rumbos cuyo título rezaba La Vida y Obra de Fortunato De la Abadía de Carfax. Su autor, Agapito Vendaval aclara en el prólogo: "Dejé de lado el rigor histórico para concentrarme en las habladurías de las viejas de "La Residencia de los Dioses", famosa villa de emergencia en la que Fortunato hizo sus primeras armas".


Según Vendaval, Fortunato De la Abadía nace en el seno de una familia pudiente de Justo Daract, San Luis. Su padre, un gigoló que amasa una fortuna incalculable atendiendo a la aristocracia cuyana en su juventud, insta a Fortunato a estudiar alguna carrera garca como derecho o decoración de interiores. Fortunato se convierte en un eximio decorador de interiores. Pero
sabe muy bien que su oficio es solamente un puente para llegar donde realmente le interesa: el poder político. Acatando el ominoso manual Trepar para Dummies se casa con la señorita Luisa De Carfax cuya familia triplica la fortuna de los De la Abadía, ademas de sumar un apellido. En menos de lo que canta un gallo y un cerdo patea, Fortunato consigue la candidatura para la Intendencia de Justo Daract. Entonces se enfrenta con un problema que lo persigue desde la infancia: el Mal de Vollenweider (los que lo padecen sienten una aversión insana a que le tomen una fotografía, incluso pueden tornarse violentos con la sola mención de la palabra "foto") . La campaña política requiere de su imagen pero Fortunato se niega rotundamente a ser retratado, es por ello que es su hermano, Aaron De la Abadía, quien aparece en todas las propagandas y ruedas de prensa. Los sublimes bucles de Aaron no tardan en generar la adhesión popular, Fortunato se convierte en el intendente más joven que la ciudad haya tenido.
Una vez en el poder, De la Abadía de Carfax se tiene que enfrentar a numerosos reclamos de los vecinos. ¿El mayor problema? Una superpoblación de perros callejeros. Fortunato sabe que esta es su oportunidad de dejar un huella en la historia. Armado de una Colt que había pertenecido a Butch Cassidy, Fortunato se interna en "La Residencia de los Dioses", fuente de la peste can. Cuenta Arturo Viganó, un peligroso traficante de Actrón de la zona: "Sin que el pulso le temblase, Don Fortunato bajó dieciocho perros roñosos de seis disparos. No me pidan que lo explique, no fui a la escuela primaria. Ese mismo día dejé de creer en Jesucristo". La obsesión de De la Abadía de Carfax con el exterminio canino había llegado a tal punto que no duda en entrar en la casa de los vecinos y eliminar cualquier cosa que tenga cuatro patas.

Gloria Swanson. Se cree que fue amante de De la Abadía de Carfax, muchos historiadores afirman que Fortunato no podía pronunciar el apellido de la actriz.


De la Abadía de Carfax haciendo la sobremesa con su cuarta esposa. El autor de esta fotografía fue encontrado tirado en la calle con un disparo en la frente tres días más tarde.


Luego de exitosos veinte años de gestión municipal en la que no queda ningún perro vivo, preside durante catorce años la Fundación para el Bisexual Celíaco con Atención Dispersa. Tal desempeño lo hace merecedor del Grammy al mejor director de alguna fundación para el bisexual celíaco con atención dispersa. Pero la polémica siempre tiñe todos los acontecimientos que revolotean cerca de Fortunato. Libertad Lamarque, una interna de la fundación, declara en su autobiografía: "Más de una vez nos comíamos un manoseo por parte del director, también comíamos cosas con harina. Un inmundo...".



Continuará...

lunes, 8 de agosto de 2011

Carlitos' Bangs












por Mar Go




-Sacate el corpiño. No, vos no. Vos tampoco. Vos. Vení para acá. Vamos, que no tengo todo el día- me dijo el señor con corte de pelo a la Moe y con un acento tan extravagante como el jardinerito de cuero negro que tenía puesto. Yo había asistido junto con otras jovenzuelas a ese cuchitril respetando la consigna de un aviso de casting cinematográfico que rezaba: "BUSCAMOS SEÑORITAS RUBIAS DE MÁS DE UN METRO SETENTA Y CINCO QUE HAYAN POSADO AL MENOS PARA UN ALMANAQUE DE GOMERÍA." La mitad de nosotras ya había aparecido en Playboy y la otra mitad en Hustler. Fue en aquellos curiosos meses en los que Playboy sólo fotografiaba mujeres desnudas de la cintura para arriba, y Hustler de la cintura para abajo. Lo que se llama un acuerdo bilateral. La película en cuestión iba a tener el llamativo título de Germanotta: una vida en cuatro capítulos, estaba inspirada en Barbarella y contaba la historia de una vendedora de seguros interestelar que debía prostituirse en numerosos sistemas solares para pagar el rescate de su novio -el príncipe Gazpacho- secuestrado por el malvado Toto. El rodaje iba a comenzar la semana siguiente, sino antes. No se descartaba la posibilidad de que terminaran de filmar antes del tiempo pactado otro filme del mismo estudio: Posesión y Violación en la guarida de los Trolls y pudiésemos usar los los mismos sets, la misma cámara, el mismo equipo técnico, las sobras del catering e incluso diálogos descartados del guión en tres o cuatro días. Todos estos datos figuraban en el aviso. Era un aviso largo- ¿Cuantos años tenés, linda?
-Diecisés, señor. Recién cumplidos.
-Chicas- se dirigió a las otras gamberras- Agarren sus cosas y tómenselas. Y vos...- se volvió a mí- Acercate un poco que te quiero oler...
-Tengo entendido que hasta el día de hoy los olores no se pueden registrar en formatos análogos señor...
-Carlitos, decime Carlitos- dijo el hombre del flequillo tomándome por los hombros y posando su nariz en mi cuello. Me olfateaba como un perro y me aspiraba como si toda mi piel estuviese cubierta del majestuoso polvo blanco.

Las palmas de Carlitos emprendieron una travesía en la que no dejaron territorio sin explorar. Cuando una de sus impías garras llegó a mis partes privadas se detuvo allí una eternidad y sin previo aviso me arrancó uno de los pinos de mi frondoso bosque. Oculté mi dolor con orgullo y esbocé una sonrisa al recordar las sabias palabras que mi madre me impartió en Ginebra: "Cuando una de las impías garras de un hombre se detenga una eternidad en tus partes privadas y sin previo aviso te arranque uno de los pinos de tu frondoso bosque, oculta tu dolor con orgullo y esboza una sonrisa"
- ¿Y vos cómo te llamás?
-Marguerite Goye, señor Carlitos.
-Muy largo... - dijo extrayendo un frasco ámbar muy pequeño (que yo jamás hubiese usado para guardar la mermelada de grosellas que tan bien me sale) de su jardinerito sadomasoquista, con un rotulador le estampó la leyenda "Mar Go" y allí guardó esa hirsuta parte de mí.
-Seré curiosa... ¿Qué va hacer usted con eso?
-¿Con esto? Acá tengo la gallina de los huevos de oro. ¿Sabés lo que es la clonación? Me imagino que no. Bueno, digamos que este mísero pendejo contiene toda la información genética que hace que vos seas esta mina increíble. ¿Capisci? Con esa información, yo puedo hacer una, dos o tres Mar Go. Pero no se van a llamar como vos, sino "María Emilia", "María Laura" y "María Eugenia". Y me van a obedecer, carajo. Me voy a hartar de darles matraca. Van a satisfacer hasta el más absurdo de mis caprichos. Y no sabés el carrerón que van a hacer. Televisión, música, cine. Pero no acá, que son todos rubios. En mi querida Buenos Aires, la Reina del Plata. Y toda la guita va a ser para papá, primor... Pero no pongas esa carucha. Sí, no hay Germanotta: una vida en cuatro capítulos. ¿Qué? ¿Qué pasa? Sí, soy un tipo excéntrico... También me gusta coleccionar chupetes...

Sin dudarlo un segundo, tomé mi pulóver y con el corazón en la boca salí corriendo del falso estudio. Cuando doblé por Sunset Boulevard noté que me había olvidado el corpiño.


Los Ángeles, 1971



jueves, 28 de julio de 2011

Shepard's Pie












por Mar Go

-Flaca... ¿Hoy te vas a hacer de una vez por todas ese pastel de papas que venís prometiendo hace más de seis meses y que, por lo visto, en tu lista de Cosas que tengo que hacer estaría figurando casi al final, luego de "transar con un pony" y "tatuarme el logo de Everlast en la pantorrilla derecha"?- me preguntó el hippie desgarbado con remera batik al que apodábamos Day Tripper, acomodándose las crenchas de su mugrosa cabellera detrás de sus menos presentables orejas. Por aquellos días yo era la cocinera ad honorem en la granja de rehabilitación de drogadependientes "Felices sin Sustancias", un puesto por el que había batallado con uñas y dientes. Mi deber era servirles las cuatro, cinco (a veces nueve) comidas diarias a los internos (no a todos, sólo me encarcagaba del departamento "Needles and Pins" en el que se trataban personas adictas a la heroína).

-Hoy es el día, Day. Haceme un favor, comprame un kilo de carne molida especial.

-Disculpame, Mar Go, pero ahora mismo tenemos un partidito. Competimos contra los cocainómanos que se las traen ¡Andate al pueblo en bicicleta! Como mucho vas a tardar una hora y cuarenta minutos.


La idea de cruzar la ruta pedaleando con la posibilidad de que me roben, me violen, me apuñalen 113 veces y me saquen la cabellera para venderla como extensiones revoloteaba por mi mente como pterodáctilo sobre la ciudad de Bedrock. Pero el pastel de papas se había convertido en el Santo Grial para una horda de yonquis. En un parpadeo ya estaba montada en la bicicleta con Joan Baez sonando en mi walkman como única compañía.


El camino era empinado, pero mi voluntad férrea. Sorteé exitosamente varios motoqueros libidinosos que describieron con precisión quirúrgica lo que iban a hacer con cada parte de mi atlético cuerpo (yo era una gran jugadora de voleibol, en ese entonces mi remate y la manera en que los shorts resaltan mi trasero no tenían parangón, llegaron a compararme con Nancy Allen en Carrie) en el caso de caer en sus marginales garras. Pero hubo algo en la trayectoria que me hizo olvidar de los motoqueros, del pastel de papas y de la capital de Noruega: un buenmocísimo militar parecido a Burt Lancaster con el que hubiese hecho toda la clase de porquerías descriptas por los malvivientes de no haber estado cortado al medio como estaba.


-Hay problemas, señorita. Aléjese de aquí- me advirtió la mitad de aquel agonizante soldado rubio antes de que su alma se elevase al cielo para procurar desde allí mi bienestar hasta el fin de los días.


¿Será necesario decirle al lector que hice caso omiso de su advertencia? ¿Sí? ¿No? Bueno, hice caso omiso de su advertencia. Seguí cual miguitas de Hansel la estela de sangre y vísceras que el soldadito había dejado. El final del largo recorrido era un galpón enorme que reconocí enseguida, (en la preparatoria había tenido un novio astronauta llamado Frank Poole. Aprovecho para enviarle cariños si está leyendo esto). Me encontraba ante el Área 51, sin lugar a dudas.


Me precipité sin temor en el edificio, no sin antes aparcar correctamenta mi bicicleta y asegurarla con una cadena. Una pila de cadáveres mutilados se extendía antre mi cristiana mirada, y sobre ellos, un mamboretá de dos metros de azul metalizado correteaba como pancho por su casa. Raudamente, saqué de mi cartera un insecticida que me había regalado mi abuela Kate en mi vigésimo segundo cumpleaños y lo arrojé con presteza al alienígena con el mismo movimiento corporal que una realiza cuando quiere tirarle un pedazo de carne o un boomerang a un pichicho. Tuve suerte, el bicho atrapó el tubo entre sus mandíbulas mecanoides y se lo mandó como si fuese una molleja. Pasó para el otro lado en cuestión de segundos.


Más tarde me encontraba en el almacén del viejo O'malley comprando un kilo de carne molida especial con la que esa noche hice un exquisito pastel de papas que los reventados famélicos acabaron en minutos. Eso sí, no me pregunten por la capital de Noruega.




Nevada, 1979


martes, 26 de julio de 2011

The Little Box












por Mar Go


-Señorita, nos va a tener que acompañar- me dijo el hombre de impermeable rascándose la barba de dos días que le daba un aire a detective divorciado con una negrísima visión de la vida y que ya no podía distinguir el bien del mal, que es precisamente lo que era.
-De acuerdo, señor...
-Howard Johnson.
-Señor Jones, permítame que vaya por mi abrigo y estoy con ustedes- a Howard Jones lo secundaba un tipo tan tosco como él, pero en el fondo de sus abismales pupilas se adivinaba una infancia rica en turrones de quacker y manzanas acarameladas.
-Johnson, el apellido es Johnson.

La morgue nos daba la bienvenida con su asepsia y los acordes que venían de una radiecita que ayudaba al enfermero afroamericano a evadirse del frío y de los cadáveres. Sonaba "In the Mood" de Glenn Miller y sus Truhanes, ni bien entré a la sala mortuoria no pude evitar zarandear ligeramente las chancletas inadvertidamente. Howard Jones ordenó al negro que apagara el aparato y que trajera el cuerpo de la occisa de un modo poco amable. Su partenaire inspeccionaba minuciosamente cada milímetro cuadrado de mi anatomía con ojos desencajados. Decidí tomarlo como un halago.
-Aquí está la muchacha- dijo el oscuro enfermero con la misma entonación con la que una le pide 200 gramos de salame milán cortado en fetas finitas, y si puede ser, que le saquen el film que los cubre así cuando una se los come no tiene que andar sacando tirita por tirita, lo que no sólo hace más tedioso el proceso de llevarse una feta a la boca o al pan sino que también le quita el placer inherente al rito de la alimentación.
-¿Ésa es la muchacha?- pregunté con la mirada incrédula al ver que una veinteañera entraba perfectamente en una cajita de Tres Patitos.
-Es lo único que encontramos de ella, señorita Mar Go- me dijo Howard Jones levantando los hombros- Ahora bien, le vamos a pedir que examine cuidadosamente los restos y nos diga si son de Susan.
-Abran la cajita, nomás. Pero pónganmela cerca que me olvidé los lentes para ver de lejos- El enfermero abrió la cajita de fósforos como quien se dispone a sacarse un orégano del diente. Vi los dedos índice, mayor y anular con las uñas pintadas de un carmín intenso. El color preferido de Susan para salir a parrandear- ¡Es ella, es Susan! ¡ES SUSAAAAN- grité con cierta sobreactuación, lo reconozco. Porque las probabilidades de que tu adorable y rubia compañera de cucheta, cuyos padres le llenaban el trasero de felicitaciones y cheques cada mes, se encuentre con un grupete de psicópatas que parecían niños bien, pero que en realidad, de tanto leer porquerías se convirtieron en unos enfermos con ganas de diseccionar rubias adorables y usar su intestino delgado de bufanda por unas horas, (si es que el largo alcanzara para todos) y cortarla en pedacitos para comer algunos, vaya a saber cómo, si a la provenzal y rebozados o simplemente a la plancha y después ver que le dejaron solamente tres deditos, (vaya a saber Alá qué diantres hicieron con los otros) y que una vea esos tres deditos, ya medio violetas y demostrarle al mundo que no le deseabas para nada que una colonia de leprosos la violara hasta el hartazgo sino que te cae como un baldazo de agua fría son de una en un millón.
-Gracias- me dijo me dijo el hombre de impermeable rascándose la barba de dos días que le daba un aire a detective divorciado con un negrísima visión de la vida y que ya no podía distinguir el bien del mal, que es precisamente lo que era, mientras su tímido compañero que todavía no me había dicho ni su nombre aprovechaba para ponerme sus manos por el talle como si no le hubiesen enseñado que para consolar a alguien no hay que ponerle las manos en el talle sino en el hombro o en la espalda, pero que a mí me dio lo mismo y lo dejé hacer porque creí que le venía bien sentir las carnes firmes de una universitaria de clase media alta y que quizás más adelante le permitiera hacer más cosas si se portaba bien, me llevaba al cine a ver una que no tenga tiros ni persecuciones- Eso es todo, señorita.


New York, 1975.

miércoles, 13 de julio de 2011

El Problema de todo Director de Orquesta















por El Pájaro Gómez



A menudo los directores y los orquestadores nos enfrentamos al legendario problema de la cacofonía incompantropológica. Muchos iniciados e incompetentes no le prestan la menor atención a este dilema de severa importancia. “Nadie con un oído de esta galaxia se dará cuenta” argumenta la novatada directoril, y en parte esa oración está justificada. Pero, queridos aprendices, si la perfección obsesiva pseudofantasticoide está en ustedes deben llevarla a su máxima expresión. El camino es difícil, queridos míos, pero permítanme contarles cómo he llegado a superar la odiosa cacofonía incompantropológica.









Hace unas décadas, mucho antes de comenzar mis clases de mandolina (que más tarde me llevaría a tomar clases de composición para seguir luego con mis estudios avanzados de dirección y orquestación), yo era un gran decorador de interiores, lo que me permitía tener un sentido visual maravilloso de todos los elementos que me rodeaban, ausente en la mayoría de los directores de orquesta. Verán, oh jovencitos, no pueden tener una alfombra azul con sillones de pana verde oliva, tal cosa sería una aberración a los ojos, los órganos más importantes después de los oídos, mis alumnillos.









La cacofonía incompantropológica está causada por la incompatibilidad músico-instrumento de la que tanto hablaba el profesor Prospien, licenciado en todo tipo de ciencias no funcionales. El texto del Doctor y Profesor Emilio H. Prospien La cacofonía Incompantropológica, el Stop-motion y la Animación Computada fue para mi un hallazgo magnífico. Por fin alguien (yo) seguía sus sabios y músicocientificatalógicos consejos, porque no debe ser nada intrascendente una palabra con dos acentos, pensé. E.H. Prospien puso la piedra fundamental para que yo completara su cruzada. Me enorgullezco en presentar mi catálogo de relaciones musicoinstrumetálico. Un documento de suma importancia que cambiará la percepción pseudosonoricovisual que tanto he señalado con el codo.








Sí, sí. El agarre es correcto. Pero esa remera de mangas largas color petróleo no pega ni llega con el violín.






El Director: Hay varios estilos, tamaños, formas y todos son convenientes, salvo el modelo B-37 que combina calvicie con trenzas enlazadas. El modelo más recomendable es el de cabello enmarañado y canoso, barba candado, y monóculo en el ojo derecho. Debe tener unos abdominales desarrollados que le permitirán saludar al público haciendo un ángulo recto cuya base son sus piernas y cuya altura es el resto del cuerpo.







Violín Solista: El violinista deberá contar con piernas largas y un poco más anchas que su antebrazo. Debe ser joven y muy tímido salvo cuando comienza a ejecutar la obra. Debe tener cabello largo atado con un lazo negro, también se le recomienda ejercicio abdominal por las cuestiones protocolares ya citadas.







Primeros Violines: Deben ser interpretados por seres andróginovirginales de estatura promedio, una característica esencial es que deben ser raquíticos. La edad no es importante, al menos en este borrador.







Segundos Violines: Pueden ser personas no tan andróginovirginales, ni de estatura tan promedio, pueden no ser muy raquíticos. La edad definitivamente no importa en esta versión preliminar ni en los catálogos más sofisticados, inexistentes todavía.



Violas: El ancho de la cara debe ser el resultado de la resta entre el largo de manos por la suma de los perímetros de ambas fosas nasales dividido la separación entre ceja y ceja. En caso de tener las cejas unidas no se lo aceptará como violero de ningún modo.









Violoncelos: El factor determinante a la hora de elegir los cellistas adecuados es que deben tener el labio inferior cubierto en su totalidad por el labio superior sin necesidad de fingir tal expresión dolorintelectuáldea.









Contrabajos: El dorso de la mano del contrabajista debe estar cubierta de bello, no así sus dedos, que deben presentar una terminación cuadrada. A diferencia de los violeros, se recomiendan contrabajistas con las cejas unidas. Más datos se pueden encontrar en mi ensayo Similitudes entre el Contrabajo y el Desempleo.









Arpa: Debe estar interpretada por una preadolescente de raza nórdica o con predominancia de la raza nórdica sobre las otras que la jovencita presente. El largo de sus cabellos deben medir exactamente los ¾ de la cuerda más larga de su instrumento.









Clave: Es esencial que el intérprete use una peluca, maquillaje, un lunar falso y puños de manga con volados. Debe fingir una mezcla de desasosiego, elegancia y mal de Parkinson.









Mandolina: Su ejecutante debe tener nacionalidad griega o italiana. Puede ocultar una rosa y una camisa blanca bajo el traje uniformado de la orquesta. Es el único miembro de la orquesta que puede no tener la piel tan blanca.









Piano: El intérprete debe tener mas ego que el director de orquesta y será manifestado mediante determinados movimientos y gestos.









Oboe: Se han generado muchas discusiones sobre el intérprete del oboe, aún no he llegado con mi plantel de colegas pagos a una determinación inamovible. Creemos que podría ser un hombre de unos veinte años con barba y modales afeminados, aunque también podría ser una joven con nariz de dorso cóncavo.









Corno Inglés: A pesar del nombre que determina una nacionalidad fija, puede ser muy bien usado por un galés, un escocés, un irlandés, o un australiano noble, siempre y cuando tenga una nuez de adán prominente.









Flautas: Las flautas traversas deben ser interpretadas por niñas entre once y catorce años de raza nórdica y particularmente atractivas.









Piccolo: Su intérprete debe ser un pelirrojo con sobrepeso y deberá estar peinado con una raya al medio.









Clarinetes: Pueden ser interpretadas por jovencitas nórdicas de singular belleza con una relación de parentesco directa con alguna de las intérpretes de las flautas traversas. Aunque no se deshecha la idea de una intervención judeoklezmmérica.









Fagotes: La expresión permanente de su cara debe transmitir una furia inconmensurable de la que sólo puede librar una milésima de la misma. ¿Muy complicado? He aquí otro test infalible: el pelo que sale de su nariz debe ser canoso, pero no el de la zona occipital.









Trompas: Hombre gordo, mejillas rosadas, mirada perdida, alcohólico en recuperación. Dato: Una vez que el trompista se haya recuperado de su alcoholismo no podrá ejecutar la trompa. Es un tanto obvio, aunque después de tantos años de docencia ya no me sorprende nada.









Tuba: Lo que en el trompista es sugerido o evidente aquí aparece subrayado. La obesidad es desbordante. El rosado abarca no tan sólo sus mejillas. Se recomiendan ancianos artereoescleróticos y padres abusivos.









Trompetas: Deben tener un grupo sanguíneo que nade más tenga en su familia, salvo por el cuarto hijo. Sus columnas deben presentar un severo caso de escoliosis y sus manos deben estar hinchadas como dos globos. La proporción de sus cuerpos deben tener seis cabezas.









Trombones: Los tendones de su mano deben tener un ligero paralelismo y deben estar surcados por venas azules/verdosas. Deben tener las rodillas apuntando contra sí mismas. Se recomienda prudencia a la hora de verificar estos datos.









Timbales: La proporción del cuerpo debe tener ocho cabezas y media. El ancho de las caderas debe ser el mismo del perímetro de uno de los timbales dividido su amplitud maxilar elevado a la cuarta potencia menos el cuadrado de su número de calzado. Su pelo debe ser castaño ceniza.









Bombo: Debe tener afinidad con los trompetistas y con el de los platillos. Su piel debe tener manchas.









Platillos: Debe tener dos entradas pronunciadas de cabello de modo que formen una "V", su cabello debe ser negro con brillo azulado. Debe simular afinidad con el del bombo.









Xilófonos: Debe tener la nariz enrojecida a causa de un resfrío y el ojo izquierdo lloroso por el mismo motivo. Queda prohibida la ejecución de este instrumento a manos de un hindú.









Marimbas: Se procederá a la destrucción inmediata de cualquier marimba que se encuentre, como así también al homicidio de su intérprete.







Glockonspiel: Curiosamente, éste es otro instrumento para una niña, pudiendo ser de cualquier raza europea excepto la judeoafgana. Debe estar entre los 10 años y seis meses y su 11avo cumpleaños. Puede tener alguna discapacidad.









Campanas Tubulares: Le corresponde a un anciano barbudo con buena salud psicomotriz, el mismo debe clavar la vista en el vacío en el momento de ejecutar su instrumento. Puede ser reemplazado a último momento por algún indigente aseado.









Gong: Descartada la hipótesis de uno de mis colegas por la cual el gong debe ser golpeado por un japonés de 25 años, se decreta que debe ser ejecutado por alguien sordo con mirada vacía, sin importar su raza, salvo que esté bronceado, sea un aborigen o un negro africano quien de ningún modo podrá ser parte de una orquesta.





El Vaso Ruso #1, Agosto de 2006




domingo, 26 de junio de 2011

"Yo lo hubiese hecho mejor"












por Simon & Garfunkel



¡Saludos, amigos míos!. Ustedes están interesados en lo desconocido. Lo misterioso. Lo inexplicable. Por eso están aquí. Y ahora por primera vez les vamos a contar la historia completa de lo que pasó. Les damos toda la evidencia basada solamente en los testimonios secretos de las almas miserables que sobrevivieron a esta terrible experiencia. Los incidentes... Las caras... ¡Amigos míos no podemos mantener más el secreto! Nos referimos a una gran figura, una persona emblemática del séptimo arte: Gonzalo Florentino Hüsberg.


Este tipo no es Gonzalo Florentino Hüsberg.


Su obra no ha sido muy difundida, quizás porque no ha sido filmada todavía. Aun así es brillante por donde se la mire. Presentamos a continuación distintas versiones de filmes rodados de manera incompetetente por simples mortales y seleccionados por el ojo de Hüsberg y transformado por él en piezas de museo.


Stanley Kubrick preguntándose qué hubiese hecho Hüsberg




2001. Odisea del Espacio. Versión original de Stanley Kubrick. Hüsberg elimina la escena del Origen del Hombre y añade al filme el monólogo final de Aguirre, La Ira de Dios recitado por el Niño de las Estrellas, reemplaza a Hal 9000 por un Sigmund Freud espacial (interpretado por Ian McKellen) que habla del inconsciente y las propiedades del Citric de pomelo. La clásica banda de sonido ya no está, en su lugar oímos algunos temas de Ravi Shankar y los Plateros.
Una obra maestra indiscutible.


El Bueno, el Malo y el Feo. Versión original de Sergio Leone. Aquí Hüsberg nos da su particular visión del spaguetti western, o al menos cómo tendría que haber sido. El Hombre sin Nombre está a cargo de un risueño George Clooney en lugar del parco Clint Eastwood. La partitura de Ennio Morricone es ejecutada por el Kronos Quartet. En lugar de los molestos silencios hay diálogos sobre la reproducción de las células y la polinización, el duelo final no se desarrolla en cementerio sino en una sala de partos.
Una joya audiovisual.

Aguirre, La Ira de Dios. Versión original de Werner Herzog. Los arreglos de Hüsberg en esta cinta se limitan a añadir la banda sonora de Sleepy Hollow y a quitar digitalmente a todos los actores, salvo al que hace de Perucho.
Me reí, lloré.


Vincent. Versión original de Tim Burton. El mayor filme de Gonzalo Florentino Hüsberh de todos los tiempos. Convierte a este humilde cortometraje en un largo de dos horas y media. Los gráficos CGI toman el lugar del rústico stop-motion. Se suma la escena del Origen del Hombre de 2001. Desaparece la nasal voz de Vincent Price y toma el micrófono el melifluo Morgan Freeman.
Hablada en francés, alemán, quechua y rumano.
Esencial para su videoteca.

Matrix. Versión original de los hermanos Wachowsky. Cinema Paradiso. Versión original de Giussepe Tornatore. Hüsberg admira estas películas tal como están y por única vez piensa que él no las hubiese hecho mejor, es por eso que las une en un programa doble. Soberbio.


Psicosis. Versión original de Alfred Hitchcock. Un Hüsberg cada vez más audaz colorea el filme. La espeluznante escena de la mosca es reemplazada por una magnífica conferencia que dio Stephen Hawking en los Jardines de Kensington, los estridentes violines de Bernard Herrmann ya no forman parte del asesinato en la ducha (en su lugar aparece Bernard en el margen inferior derecho aullando su partitura). Norman Bates no sólo cree que es su madre; también cree que es su tío, una prima lejana rubia, Hal 9000, el Hombre sin Nombre, Sigmund Freud, Aguirre y Vincent.
Gonzalo Florentino Hüsberg nos regala la película más escalofriante desde Reto al Destino.



El Vaso Ruso #2, Diciembre de 2006

miércoles, 8 de junio de 2011

Oh, cómo sufro por el arte


Black Swan (2010) Estados Unidos. Dirigida por Darren Aronofsky







Esta película se parece a aquél licuado que se preparaba Schwarzenegger en el comienzo de El Fin de los Días: le ponía huevo, salsa, una banana y restos de comida de la semana anterior. Así de repugnante es esta mezcla del culpable de Requiem for a Dream. Marcovsky agarra un puñado de Carrie, 100 gramos de La Mosca, medio litro de La Profesora de Piano, dos cucharaditas de William Wilson y añade El Extraño Caso del Doctor Jekyll y Mister Hyde a gusto. Si Piero Manzoni hizo de su propia mierda una obra de arte, ¿Por qué Benkovsky no iba a poder hacerlo si también es un artista?







Natalie Portman circa 1993. Cuando me caía bien.







El Cisne Negro es una estafa de proporciones épicas. A saber, la madre-mala-loca-sobreprotectora-no-se-atrevan-a-tocar-a-mi-nena es un pan de dios si la ponemos al lado de las madres piradas de algunas películas mencionadas arriba. La vuelta de tuerca: ¡Nina y Lily son en realidad la misma persona! ¡Oh, pero qué revelación! ¡Lo sospeché ni bien comenzó la película pero no pensé que iban a ser tan imbéciles como para revelar semejante artilugio tan rápido! La escena lésbica super hot: ¡Con la Portman vestida de la cintura para arriba! Además las dos minas son la misma persona, o sea que solamente se está masturbando. ¿Era necesario drogarse para eso Nina? Y el siempre desagradable Vincent Cassel no está más desagradable que de costumbre.

Al final la protagonista da la vida por el ballet. Cuánta entrega. Pero Dailankifki se olvida que esa muerte tiene que importar. No basta con darle gas a la música clásica, papá. Nina despierta tanta empatía como el hombre de Michelin. Perdón. Mal ejemplo. La muerte del hombre de Michelin hubiese sido un poco triste.

Y pensar que Abramovsky me había conmovido con El Luchador.

Seguro que a ésa la dirigió otro.



Sangre derramada: Poquita, pero en casi todas las escenas.

Metáforas pelotudas: 147.

Viejos verdes tocándose en el subte: uno.

Actriz que hace rato que no hace una película decente y que acá no pincha ni corta: Winona Ryder.

Dinero malgastado en efectos especiales: lo suficiente como para hacer tres películas con Darín.



domingo, 22 de mayo de 2011

El Espíritu de la Vereda

por Olivia Newton-John






Olivia Newton-John aprobó con 8 el cursillo de ingreso a Psicología en 1979. Es autora de los libros Yo estoy al derecho, dado vuelta estás vos (Random House, 1984) y Rosamonte, Nobleza Gaucha y otras yerbas (Interzona, 1996). Fue asesora técnica de la serie Los Soprano y de la segunda temporada de Baywatch de Noche. Actualmente está escribiendo la adaptación al cine de Los Supersónicos que dirigirá Alejandro González Iñárritu.



Estás en una fiesta y alguien te insulta. Todos esperan que le respondas apropiadamente a tu agresor, pero decís lo primero que se te cruza por la cabeza. Y quedás como un pelotudo porque (oh! sorpresa) lo primero que se le cruza a uno por la cabeza cuando está bajo presión suele ser tan efectivo como el Raid para matar un jabalí. Entonces te vas de la reunión con la vena hinchada. Y cuando bajás las escaleras para irte, tenés una epifanía. La frase que hubiese desarmado al otro. Pero ya es muy tarde. Chuck Palahniuk nos informa en el relato "Tripas" de su libro Fantasmas (Postales Taiwanesas. Asunción, 2004) que los franceses tienen una expresión para ese momento: Espirit d' Escalier, "Espíritu de la Escalera".




Pero los franceses no tienen una expresión para uno de los peores males de la neurolingüística que azotan a la humanidad. Yo lo llamo “Espíritu de la Vereda”.




Supongamos que un transeúnte -al que llamaremos X- va caminando despreocupadamente hasta que se topa con un sujeto -al que llamaremos Cocoliso- con el que mantiene una relación de mutuo rechazo. Cocoliso quiere evitar a X, pero desafortunadamente sus miradas ya se cruzaron. X y Cocoliso se detienen a saludarse forzosamente. Cocoliso le pregunta a X cómo anda y qué es de la vida del Beto, sin importarle lo más mínimo si responde: “maso, le amputaron una pierna a mi hermana”, “joya, me compré un terrenito en Saturno” o “al Beto le salió un laburito en Tanzania”. La incomodidad es irremediable. Las ganas de estar en otro lugar en ese momento sólo se comparan con el deseo irrefrenable de no haber conocido nunca a la persona que tenemos a escasos centímetros. El sabio X demuestra su prisa y se prepara para la fuga, mientras tanto, la mente de Cocoliso intenta elegir las palabras para una despedida medianamente cordial. Por su aspecto, no sabemos si Cocoliso está al borde de una parálisis o de un ataque de epilepsia. Se obliga a reaccionar. La orden que el cerebro le da a su boca no es muy clara. Y es entonces cuando se produce el desastre. El Espíritu de la Vereda. De los labios de Cocoliso emerge una o varias promesas insostenibles. “Tenemos que juntarnos un día de estos”, “Pasame tu teléfono, organicemos algo” o “¿Te prendés este finde para hacer un concurso de remeras mojadas en San Vicente?”. Cocoliso es un veredista, pero no lo sabe. Como pueden adivinar, X no está muy entusiasmado con los proyectos de morondanga de Cocoliso, que lo acaba de poner en una situación dificilísima. Ante X se abre este desagradable abanico de posibilidades:



a) Negarse y quedar como un forro.

b) Prenderse y quedar como un crédulo.

c) Escupirle en plena cara y quedar como un guarango.

d) Simular un llamado telefónico y quedar como un chanta.

Lamentablemente X es educado, y eso significa que además de no poner los codos en la mesa siempre optará por la opción b), dejando expuesta su buena voluntad que -como todos sabemos- siempre es una invitación al abuso y a la estafa. El tiempo pasa, la promesa no se cumple. Cocoliso perdió credibilidad y X perdió respeto por sí mismo.




Ya sé lo que están pensando. Que la analogía con el "Espíritu de la Escalera" no se cumple a rajatabla. Que en aquél una persona era iluminada por la frase correcta en el momento incorrecto y en éste una persona es invadida por la frase incorrecta en el momento incorrecto. De acuerdo. ¿Tienen un nombre mejor? Entonces chito.






Aunque el caso más común de todos es el aludido más arriba, existen otros que vale la pena tener en cuenta. Los factores, los lugares, las posturas y el número de integrantes cambian. Pero el Espíritu permanece. Inmutable. A continuación se enumeran cinco testimonios que describen distintos tipos de veredistas. Es bueno que los conozcan, acaso para evitarlos.








Rony Vargas, coreógrafo. “Fue en el verano del 2008. Rolo Puente todavía estaba vivo. Estábamos todos tirados en nuestras sillas, haciendo la sobremesa del asadazo que nos acabábamos de comer, hablando de las pelotudeces inenarrables que se suelen hablar en situaciones así. Uno de los comensales –quizás movido por el alcohol que todos habían bebido en demasía- se puso de pie y con la cucharita con la que nos habíamos servido el chimichurri golpeó su vaso durax. Anunció con voz épica, casi bíblica, que en algún momento podríamos hacer una celebración similar en su pueblito. De más está decir que nunca pisamos el mentado lugar. Fuimos víctimas de un veredista alcohólico”.









Silvio Rodríguez, stormtrooper. “Me encontraba con algo parecido a un grupo de amigos en uno de los bares con peor atención de la galaxia: El Rincón del Fundador. Mientras me sacaba el gusto a ceniza de cigarrillo que tenía el café con leche con un sorbo de soda, una de las personas sentadas en la mesa nos pidió que la escuchásemos con atención. Pronunció cada palabra como si estuviese esculpida en mármol. Dijo que pronto conseguiría trabajo y que con su primer sueldo financiaría una antología de cuentos. Agregó que habría una temática –a definir- que uniría todos los relatos. Sus ojos brillaban de esperanza. Los míos lagrimeaban, ese día tenía conjuntivitis. El tiempo confirmó mis sospechas: estaba ante un veredista literario”.













Ricardo Siri, pornógrafo infantil. “1984. El año de Indiana Jones y el Templo de la Perdición. De Doble de Cuerpo. De Calles de Fuego. De la versión de Metrópolis musicalizada por Giorgio Moroder. De La Historia sin Fin. Y de 1984. Un visitante se encontraba en mi morada, hablábamos de negocios. Su aspecto era tierno y despertaba una infinita confianza. Se podría decir que era imposible no quererlo. La conversación fue mutando de asuntos comerciales a temas personales. El tipo era un buen oyente y sus devoluciones eran siempre interesantes. Aprovechando ese clima de intimidad, me pidió echar un ojo a mi vasta biblioteca. Unos minutos después, y con muchísimo pudor, me preguntó si podía llevarse dos tomos de la Enciclopedia Británica que le interesaban ver con detenimiento en el confort de su hogar. Me aseguró que me los devolvería en un período menor a un mes. Le dije que no había ningún problema. Ha pasado mucha agua bajo el puente desde entonces y no he vuelto a ver esos dos preciados volúmenes. Había estado hablando con un veredista devolutorio.”












Albertina Carrie, costurera. “Conozco a Mariano Lencina desde sus años imberbes. Cada vez que tenía la oportunidad me advertía que se iba a suicidar. En ese entonces lo tomaba en serio. Llegó a cortarse las muñecas. Pero el corte era muy tímido. Le expliqué que el corte tenía que ser a lo largo de las venas y no perpendicular a ellas y que no debía hacerse una herida tan superficial. Me escuchó con atención. Siguió realizando advertencias de suicidio, cada vez más frecuentes, más públicas, más ampulosas. Pero de acercarse a un objeto filoso ni hablar. En el Messenger era muy común leer en sus mensajes personales lo cerca que estaba de la parca. Con la llegada de Facebook todo empeoró. Sus estados suicidas tenían 45 comentarios en un día malo. Lencina viene postergando su suicidio desde 1999. Todos estos años nos embaucó un veredista suicida.”













Rolando Rivas, taxista. “Suelo encontrarme con Pedro cuando estoy haciendo diversos trámites en el centro. Al principio me proponía tomar un café algún día de estos. Cada vez que lo vuelvo a encontrar no sólo renueva su oferta, la amplía. El inocente café se convierte en unos porros que van a ser fumados en el sillón de su casa. Pasan los días y el porro no llega. Pedro aparece de nuevo y reemplaza su promesa de porros por una promesa de líneas de cocaína. Cuando creo que ya lo escuché todo un entusiasmado Pedro me dice que unos amigos le trajeron heroína soviética y me invita a probarla. Me aclara que no tengo que llevar ni las jeringas. El tiempo transcurre, los días se suceden y mi sangre está más limpia que la conciencia de Winnie Pooh. No me quedan dudas, Pedro es un veredista narcótico.”






Continuará...

domingo, 10 de abril de 2011

Algunna Tarkovsky: "Lo que ellas quieren es una idea de mi viejo"

La hija del intelectual cineasta ruso arremete contra tres de los estudios más poderosos de Hollywood. Reclama más de quince millones de rublos en concepto de herencia de derechos de autor.




Algunna Tarkovsky, esperando la mosca.

Un manojo de manuscritos manchados de café y escritos en cirílico generaron una polémica a nivel global. De acuerdo a estos desprolijos textos, el cine-para-mujeres-pelotudas -género fundado en 1989 con Cuando Harry conoció a Sally- le debería mucho al finado Andrei Tarkovsky.


Veinte días atrás, Algunna Tarkovsky se encontraba limpiando el desván de su casa (actividad que no reanudaba desde fines del '98) cuando encontró entre los cadáveres de ratas y objetos navideños un embalaje con el rótulo "PROPIEDAD DE ANDREI TARKOVSKY". Esperando toparse con algún valioso objeto que pudiese vender en eBay o videos comprometedores de Liza Minelli -con quien Andrei tuvo un affaire en el '77- Algunna abrió la caja con sus dientes. El contenido la llenó de decepción, era sólo un montón de papeles amarillentos. En medio de su abatimiento, la anciana leyó de principio a fin las destartaladas hojas escritas con puño y letra de su padre.

Horas más tarde, una confundida y sudorosa Algunna se reunió con Don Ameche (dueño de varios prostíbulos ilegales en Katmandú y el principal biógrafo de Andrei Tarkovsky) para revelarle su hallazgo. Don pasó la noche en velo estudiando el texto. Cuando terminó su escrutinio le dijo a Algunna: "Llamá a un abogado. Van a rodar algunas cabezas en Hollywood". Según Ameche, los manuscritos son la evidencia irrefutable de que Tarkovsky fue el cerebro detrás de numerosos filmes que tuvieron mayor difusión y aprobación que su obra oficial. "Se trata nada más y nada menos que de los guiones de Lo que ellas quieren, Cómo perder a un hombre en 10 días, Notting Hill, El diablo viste a la moda, Mujer Bonita, El club de las divorciadas, La boda de mi mejor amigo, Thelma y Louise, Dirty Dancing y Alguien tiene que ceder entre muchas otras porquerías similares" comentó Don Ameche entre dientes.

"¡Quiero que violen a Meryl Streep por donde respira! ¡Quiero que encuentren a la puta de Diane Keaton y la maten! ¡Quiero muerta a la familia de Meg Ryan! ¡Quiero ver derrumbada a la casa de Julia Roberts! ¡Quiero ir ahí a la medianoche y orinar sus cenizas! " aulló Algunna a las cámaras de E! Entertainment Television.

Será Justicia.








Gary Busey, corresponsal de El Siestero de Rafaela en Katmandú.